Desde tiempos inmemoriales, la poesía ha sido uno de los canales más hermosos en los que verter nuestros sentimientos. Cosechando versos tiene esa magia, donde su autor nos refleja lo más profundo de su yo, siendo los versos el cristal transparente que desnuda ante nosotros su alma. La poesía de Eduardo Carlier Swing no es más que un reflejo de cómo el autor ve y siente la vida, así como todo lo que le rodea. Son versos simples y espontáneos, puros sentimientos llevados a frases, pero hermosamente enlazados siendo capaces de dejar un testimonio, plantando las semillas para que el lector visiblemente emocionado sienta que esta cosechando versos.

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La poesía de Eduardo Carlier Swing es la expresión que le dictan los sentimientos, los recuerdos, la percepción del ambiente que lo ha rodeado desde cuando era niño. De una manera sencilla, amena y armónica, fluyeron los versos, de forma profunda, espontánea, y nostálgica como lo que ha sido, es y hacia donde encausan sus pasos. Su obra es el reflejo de cómo ve y percibe la vida y su entorno, lo pasado, lo nuevo y lo pendiente. Ya desde niño estaba familiarizado con el arte en alguna de sus expresiones y formas como la música a través del ambiente familiar. Eduardo tuvo el ejemplo de su madre Haydeé con sus actividades en el coro polifónico al que pertenecía en San Antonio su ciudad natal y los ensayos de canto lírico a los que la acompañaba en su infancia.